La vida del espíritu es intermitente, dice Saint Exupéry.
Mi razón sigue organizando la realidad, pero aun estoy ciego para los seres.
Vivir una vida plena depende solamente de la preposición que se elija: me sirvo de los demás o sirvo a los demás.
Es sábado. Mi alma me dice que me quede tranquilo, que no está despedazada. Solo tiene una herida en el pubis que le impide trotar hacia otras almas.
También tiene problemas en la vista, por lo que evita en lo posible la luz del sol. Espera la llegada de la noche para, como dice Saint Exupéry, desear servir a una verdad imperiosa.
- De lunes a viernes soy inmanentista, y los fines de semana algo escolástica -reconoce.

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